Y cuando te fuiste nos dimos cuenta de cuánto amor te llevaste y que vacío tan enorme has dejado en nuestros corazones.
Tú eras la alegría, la más veterana y fundadora del refugio, siempre contenta, alegre y feliz. Siempre llena de energía y dispuesta a alegrarnos el peor de nuestros días.
Porque tú no entendías
de días grises ni de días de tormenta, lo único que sabías era que llegaría ese momento especial del día, en el que nos veías llegar al refugio y ya se te iluminaba la mirada, porque ese era tu momento mágico.
Nunca nos rendimos contigo Noa y hasta el último minuto no dejamos de luchar para que conocieras lo que era tener un verdadero hogar donde pasar tus últimos años de vida.
A pesar de que por desgracia no pudo ser, de algo si estamos bien seguros; te has marchado llena de amor, porque todos los que tuvimos la suerte de conocerte te queríamos y por eso ni un solo día te faltaron abrazos, besos y cariño.
Noa era así, era amor, era alegre, luchadora, enérgica y vital y así le vamos a recordar siempre.
Nunca te olvidaremos Noa
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