ADOPTADA

Uno de esos días de paseos por las calles y las afueras del pueblo sevillano tuvieron la suerte de cruzarse en el camino de una familia de esas bonitas, de las que no miran hacia otro lado y se implican para ayudar a quien lo necesita. De esta forma, KATIA y sus hermanos, NADIA y RAIGO, conocieron a sus rescatadores. Durante una temporada y hasta que confiaron en ellos, visitaban el lugar donde les esperaba comida, agua y palabras de aliento, con el cariño propio de alguien que entiende del sufrimiento y necesidad ajena. Día a día, a los tres les iba cambiando el ánimo, se acercaban cada vez más, se dejaban acariciar y mimar, y por fin llegó el día en el que se sintieron seguros y relajados como para subirse al coche y comenzar una nueva vida.

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